Patrick Lefevre es uno de los nombres más autorizados del pelotón. El mítico patrón del Quick Step lleva años sumando triunfos y ha contado en sus equipos con algunos de los mejores ciclistas. Ahora, dirige, entre otros, a Remco Evenepoel y a Mikel Landa.

El alavés, a falta de las dos últimas etapas, es noveno en la general a 6:40 de Roglic, pero se dejó sus opciones de podio camino de Maeztu tras pasar un mal día. En esa jornada la imagen de la escuadra belga fue malísima lo que le granjeó enormes críticas entre aficionados y periodistas.

Ahora, Patrick Lefevre ha hablado de lo que sucedió en Izki y no se ha cortado un pelo con su habitual sinceridad: «He visto como las cosas tácticamente salieron completamente mal para nuestro equipo. Teníamos tres hombres delante, mientras que Mikel Landa detrás tuvo un mal día. El curso de acción lógico es dejar que los hombres de delante se retiraran para salvar la clasificación del líder de atrás, pero eso llevó demasiado tiempo», escribe en el Het Nieuwsblad.

«¿Por qué? La etapa transcurrió por el Parque Natural de Izki, donde no hay red. El director deportivo Wilfried Peeters no tenía imágenes en el coche delante del grupo de cabeza y ni siquiera pudo llamar a Iljo Keisse y Geert Van Bondt. Además, el grupo de cabeza y el pelotón estaban demasiado separados, lo que provocó que las radios no funcionaran. El resultado fue un ‘espectáculo de mierda'»

«Mattia tuvo la oportunidad de ganar la etapa en cabeza, pero le dijeron que esperara. Estuvo literalmente quieto durante ocho minutos y podría haber fumado dos cigarrillos, por así decirlo. Llegó finalmente a Landa en un momento en el que ya no se podía arreglar nada», criticó.

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