Sin ser conscientes de ello, es posible que muchos de nosotros hayamos tenido contacto con el plantfulness. Cuando éramos pequeños, en el colegio había una actividad que consistía en sembrar lentejas o garbanzos sobre una base de algodón dentro de un tarro de cristal. Cada día podíamos observar con curiosidad e ilusión cómo nacía y crecía esa vida que habíamos creado.
Eva Durán, precursora y divulgadora de los beneficios del plantfulness y fundadora de la escuela de Plantlovers, comparte en su libro ‘Plantas para ser feliz’ (editorial Vergara) en qué consiste esta práctica y los beneficios que puede aportarnos.
El plantfulness –explica Durán– es una especie de meditación activa que aporta paz mental en medio de la vorágine que vivimos en el día a día: «Las personas que no consiguen meditar logran a través de las plantas una calma y un bienestar que les incentiva a sacar cada día un rato para estar con ellas; es como un autocuidado».
Beneficios del plantfulness
Cultivas la paciencia, pues los ritmos de la naturaleza no son como nosotros queremos
Ayuda a estar presentes
Desconectas de los problemas
Descansas la vista
Favorece la creatividad
Se puede practicar de diferentes formas: desde la simple contemplación, que te hace desconectar de tus problemas y descansar la vista, hasta sembrar, donde el contacto es mayor, pues se ven implicadas tus manos, y obtienes la recompensa de ver cómo brota una vida que has creado tú.
Durán aconseja empezar con esta práctica a través de tres o cuatro plantas que sean fáciles de cuidar y así ir comprendiéndolas poco a poco: «Al final es como una relación, tienes que conocerlas, pero también tienes que conocerte a ti mismo para cuidarlas sin sobrepasarte. Las plantas nos enseñan muchas cosas».
Puedes comenzar por observarlas para después pasar a hacer esquejes o trasplantar, conectando con la tierra. «Recomiendo empezar por germinar un hueso de aguacate. No obstante, si quieres algo más rápido podrías hacer un miniinvernadero y poner musgo, que huele muy bien y te conecta con otros sentidos como el olfato, que te trasporta al bosque y parece que dejas de estar en casa», apunta.
Para hacerlo bien no hay que autoexigirse, ya que al final no todo depende de nosotros. A veces no te saldrá bien y la planta morirá –manifiesta Durán–, pero no pasa nada, es parte del aprendizaje que te llevará a conocer mejor a las plantas e incluso a ti mismo.
Adobe Stock
Plantas perfectas para empezar
– Stromanthe triostar
– Maranta leuconeura fascinator
– Scindapsus pictus
– Oxalis triangularis purpurea
– Ficus elastica tineke
