El descubrimiento confirma la riqueza artística y social de una casa palaciega romana del siglo III d. C.

Un hallazgo arqueológico de gran relevancia ha tenido lugar en el centro histórico de Écija (Sevilla). Se trata de un mosaico romano de cien metros cuadrados que formaba parte del suelo del peristilo —el patio columnado— de una lujosa casa perteneciente a la aristocracia local en el siglo III después de Cristo. La pieza, de sorprendente tamaño y notable estado de conservación, aporta información clave sobre la vida social, económica y artística en la Écija romana, conocida entonces como Astigi.

El mosaico ha sido localizado en el entorno de la Plaza de Armas del antiguo alcázar medieval, y forma parte de una vivienda de más de mil metros cuadrados de planta, ubicada en la parte más alta de la ciudad, desde la cual se podía divisar toda la urbe romana. El arqueólogo municipal, Sergio García-Dils, y el catedrático de Historia Antigua de la Universidad de Sevilla, Salvador Ordóñez, han sido los encargados de estudiar y publicar los resultados preliminares del descubrimiento.

Un mosaico único por su tamaño, calidad y complejidad artística

El mosaico recorre perimetralmente un peristilo de 140 metros cuadrados, con un jardín central de 40 metros, rodeado por ocho columnas. De los 100 metros cuadrados de superficie musivaria, se ha conservado un 60 % en excelente estado. En sus motivos decorativos se incluyen escenas mitológicas con figuras como Helios (el Sol), Selene (la Luna), Mercurio, Baco, dos de los Vientos y la personificación del Verano. También se encuentra una escena de caza, aunque esta ha sufrido alteraciones debido a las posteriores construcciones andalusíes y bajomedievales.

Inicialmente, los investigadores creyeron estar ante restos de tres mosaicos diferentes, dado que las teselas aparecían en zonas muy distantes dentro del mismo perímetro. No fue sino hasta avanzar en la excavación cuando se comprendió que todas formaban parte de un único lienzo continuo, lo que sorprendió por la magnitud del conjunto.

Además de las figuras mitológicas, el mosaico destaca por sus motivos geométricos, propios del gusto decorativo del periodo bajo imperial. Los arqueólogos lo han fechado hacia el año 220 d. C., momento de gran prosperidad para Écija, gracias a su papel como centro productor y exportador de aceite de oliva en el Imperio romano.

Evidencias de aprendizaje artesanal: niños y aprendices en el taller

Uno de los aspectos más curiosos y valiosos del hallazgo es la evidencia de la participación de distintas manos en su ejecución. Las figuras principales del mosaico muestran un altísimo nivel técnico, propio de artesanos experimentados, mientras que en las cenefas decorativas aparecen flores geométricas de trazo irregular, que los investigadores atribuyen a aprendices, posiblemente niños.

Según ha indicado García-Dils, en algunas zonas del mortero inferior se han encontrado huellas de pies pequeños, lo que refuerza la hipótesis de la participación infantil durante el proceso de instalación, en una suerte de formación práctica dentro del propio taller musivario.

Esta información se enmarca en un proyecto europeo en el que participa el arqueólogo, orientado a la localización de talleres romanos de fabricación de teselas. El análisis técnico de las piezas halladas sugiere que muchas fueron elaboradas en la propia Écija. En especial, las teselas vidriadas —más costosas y escasas en otros lugares— son abundantes aquí, lo que apunta a la existencia de un centro productor local de relevancia.

Una casa de lujo con más de dos millones de teselas

Con este nuevo hallazgo, ya son seis los mosaicos documentados dentro de la misma casa palaciega, uno de ellos, descubierto hace una década, es conocido como «Los amores de Zeus» y ocupa 40 metros cuadrados. En total, se han contabilizado más de dos millones de teselas en la vivienda, aunque las estimaciones apuntan a que podrían alcanzar los cinco millones si las excavaciones continúan al ritmo actual.

La vivienda romana no sólo destaca por su decoración musivaria. En una casa contigua del mismo entorno urbano, también romana, se descubrió años atrás un salón de taracea de mármol con materiales procedentes de veinte canteras del arco mediterráneo, un claro indicador del poder adquisitivo de sus propietarios.

Un yacimiento que atraviesa más de mil años de historia

La riqueza arqueológica de Écija parece inagotable. Bajo esta lujosa vivienda romana, se han hallado los restos de otra casa anterior, también romana pero de cronología más temprana. Y aún más abajo, se han documentado estructuras de una vivienda turdetana del siglo V a. C., correspondientes a la cultura indígena prerromana.

Pero la profundidad histórica del solar no se detiene ahí. Los arqueólogos han identificado, además, la base de una vivienda ovalada del siglo IX a. C., anterior incluso a la colonización fenicia, cuyas formas constructivas eran redondeadas, a diferencia de las plantas cuadradas que se adoptarían posteriormente durante el periodo tartésico.

Expectativas para la próxima fase de excavación

Las excavaciones en el solar de la Plaza de Armas continuarán el próximo mes de junio, y se espera que revelen aún más datos de valor artístico, histórico y social. Los primeros indicios en otras áreas del yacimiento —como basamentos de columnas monumentales y muros con pinturas decorativas— anticipan nuevos descubrimientos de gran calibre.

Écija, conocida como la “ciudad del sol”, cuenta con más de mil edificios protegidos y un subsuelo que es un verdadero archivo de la historia andaluza y mediterránea. El hallazgo de este monumental mosaico no solo revaloriza el patrimonio arqueológico local, sino que también coloca a la ciudad como uno de los puntos clave para el estudio del arte musivario romano en la Península Ibérica.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *