En una auténtica tarde de perros (lluvia, viento y frío), el comienzo de la corrida se retrasa media hora, algo difícil de comprender: ni el ruedo ni la tarde iban a cambiar. El resultado ha sido decepcionante, con toros de Juan Pedro de muy pobre juego. Al final, una generosa oreja a Pablo Aguado no cambia nada. Juan Ortega deja sólo unas verónicas. Morante vuelve a deleitarnos en su faena al cuarto.
Hay que tener en cuenta que el cartel, en principio, era excelente: el mismo –toros y toreros– del Domingo de Resurrección en Sevilla y de una de las grandes corridas de San Isidro. Morante es ahora el rey indiscutido y estos dos sevillanos, Ortega y Aguado, han creado grandes… Ver Más