El jugador de balonmano cordobés Carlos Molina, que ha vivido toda una pesadilla para salir de Ucrania y escapar de la guerra
, ya se encuentra en España. Así lo ha relatado su familia, feliz después de la incertidumbre y el miedo vivido mientras el joven pasaba por toda una odisea para cruzar la frontera y llegar a Polonia. Lo consiguió este lunes, a las 15.15 hora local, junto a varios miembros de su equipo, el Motor Zaporozhye, club ucraniano en el que milita en la actualidad.
«Ahora, mi hermano está en Barcelona
. De ahí viajará hasta Logroño, donde viven su mujer y su hijo, y después ya vendrá a vernos a Córdoba», relata, aliviada, su hermana María Luisa, que relata la «felicidad» de toda su familia después de todo lo que han pasado.
«Nos preocupa cómo estará Carlos emocionalmente, pero al menos ya sabemos que está a salvo. Hemos pasado muchísimos nervios, sin poder ni descansar, sin despegarnos del móvil a la espera de cualquier noticia suya. Han sido unos días de mucha angustia», explica la hermana.
María Luisa considera que el jugador «no era muy consciente de lo que estaba pasando realmente. Hasta nos tranquilizaba a nosotros porque sus compañeros le decían que la situación era normal, que ya llevaban muchos años con ese conflicto. Pero, claro, ninguno esperaba que todo derivase en una guerra».
Sobre el futuro de su hermano en el club ucraniano «no hemos hablado nada. Deberá tomarse su tiempo y pensar qué va a hacer», señala María Luisa.
Sus padres, de 61 y 67 años «lo han pasado realmente mal, como todos, con muchísima incertidumbre. Lo único que queremos y esperamos ya es poder abrazar a mi hermano».