El año pasado fue prolífico en hallazgos arqueológicos de la Sevilla más antigua. La primavera se estrenaba sin procesiones, pero celebrando un descubrimiento único: el techo de unos baños árabes que aparecieron durante la reforma del bar Giralda. La voz se corrió y las colas se multiplicaron en la calle Mateos Gago para contemplar la construcción almohade que ahora está a la luz en el salón del establecimiento.

Las obras permitieron que afloraran las 88 lucernas estrelladas que han sido iluminadas cuidadosamente para que no se vea el cableado. Esa bóveda sirve de techo a una parte del comedor y tiene continuidad en la segunda sala, donde se han dejado a la vista varios arcos, puertas y frisos ornamentados.

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